– Maestro, maestro…creo que es el momento de que compartas conmigo la fórmula del éxito comercial – reclamó de nuevo Aridai, cómo lo venía haciendo en los últimos días.
El maestro Navid, gran comerciante persa, así lo creía igualmente. Aridai había demostrado a lo largo de los últimos años su gran pasión y sus buenas dotes en el arte del comercio. Sus ventas de telas por todo el territorio habían ido creciendo poco a poco, y a pesar de la gran competencia existente en la zona, y la cada vez menos demanda por la situación de crisis provocada por la preocupante sequía que asolaba esa parte del imperio, Aridai se había ganado la confianza del maestro Navid, quien a sus 78 años, veía en el joven aprendiz el sucesor que podría mantener y seguir haciendo prosperar el gran negocio que su padre le había dejado hacía casi un lustro.
Navid agarró a Aridai del hombro y buscaron la pequeña sombra que aquel hermoso árbol de la seda arrojaba justo al lado del puesto de telas que hacía unas horas habían colocado en el mercado de la ciudad.
– Querido Aridai, llevas tiempo queriendo ser conocedor de la fórmula del éxito comercial. Es el momento de que la comparta contigo. Por favor, escucha y anota.
– El éxito comercial – siguió compartiendo Navid – se basa en tres virtudes que pueden aprenderse, a través del entrenamiento y el trabajo. La primera de ellas, es la Calidad. Y por calidad no sólo me refiero a la calidad del producto, que es un requisito imprescindible y que se presupone, sino sobre todo a la calidad de tu estrategia, de trabajar tu mensaje y de tu propuesta, a la calidad de tu comunicación, a la calidad en tu trato con el cliente y a la calidad del servicio que le prestas, en el primer contacto, durante la venta, y sobre todo, tras ella.
Aridai, anotaba con gran entusiasmo en su viejo y raído cuaderno.
– La segunda virtud, es la Cantidad. El arte de la venta es una cuestión de repetir, de reiterar y de iterar, de seguir ofreciendo, de proponer, de mostrar, de no desilusionarse con los “no”, de marcarse unos objetivos cuantitativos a largo, a medio y, sobre todo, a corto plazo, día a día. A mayor actividad comercial, y siempre alineada con la calidad de tu estrategia, mayores y mejores resultados. Es así de sencillo.
A Aridai le gustaba ver que todo lo que estaba escuchando era de fácil aplicación, casi de sentido común, y sobre todo, que dependía de él mismo.
– No podrás controlar tus resultados, querido Aridai – siguió Navid-, por lo que te sugiero que no te obsesiones con ellos. En lugar de pensar en los resultados, pon tu foco y tu energía en aquello que si está en tus manos y en tu área de influencia, en la Calidad con la que afrontas cada relación comercial y en la Cantidad de acciones comerciales que haces. Eso sólo depende de ti – concluyó Navid mientras observaba con atención y “escucha visual” a un cliente habitual que, como siempre a esa misma hora, se acercaba al puesto de telas.
– Muchas gracias apreciado maestro – agradeció Aridai -. ¿Crees que con estos conocimientos que me compartes podré llegar a ser el buen comerciante que tú eres?.
– Hay un último punto, y al mismo tiempo el más importante Aridai. La tercera virtud es la Actitud con la que afrontas la acción comercial, y tu vida. Para lograr un verdadero éxito comercial, y personal, debes de desarrollar una Actitud positiva, de servicio, de querer contribuir, de aportar y de hacer que las cosas pasen. Es saber escuchar realmente lo que tu cliente quiere y necesita, y sobre todo generar en él emociones satisfactorias. Las personas deciden la compra por cómo les haces sentir, y luego, buscan el argumento racional para avalar su decisión. Es esa Actitud la que marca la diferencia entre lo corriente y lo extraordinario. Y es esa Actitud la que necesita esta civilización y las que vendrán.
Y mientras terminaba de pronunciar estas palabras, con su bastón, escribió en el terreno arenoso sobre el que estaban:
https://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.png00yellowshttps://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.pngyellows2017-04-29 08:54:562017-04-29 08:54:56La fórmula del éxito comercial…(y de la vida)
Hace unos días tuve la oportunidad de vivir de nuevo un fantástico rato de risas y aprendizajes (no hay mejor forma de aprender que a través de la diversión…¡miremos a nuestros peques!) con nuestros queridos amigos Práxedes y Víctor de Síndrome Clown. Su nueva entrega llegó “justo a tiempo” de esta temática que desde hace algún tiempo quería convertir en post. Y es que Justo a Tiempo (así es cómo se llama esta divertidísima y magistral conferencia) nos viene a recordar un conjunto de ideas y prácticas de sentido común, pero que quizás precisamente por eso, deja de ser común que las desarrollemos en nuestro día a día.
Y es que la temática elegida por nuestros amigos no puede ser más acertada en estos momentos de frenética actividad, en una época en la que el estrés y la ansiedad se han convertido en la epidemia del siglo XXI. En una época en la que más que SERES HUMANOS nos hemos convertido en HACEDORES HUMANOS.
Se habla mucho de la gestión del tiempo. A mí me gusta hablar más de MI GESTIÓN EN EL TIEMPO. Y es que prefiero adoptar el protagonismo de saber que soy yo el que me puedo gestionar, que puedo asumir esa responsabilidad, frente a tratar de gestionar algo que no depende de mí, inmaterial, y que inexorablemente tiene su propia autonomía y ritmo inquebrantable segundo a segundo. ¿Acaso podrás en algún momento extender ese intervalo que discurre entre segundo y segundo o detener ese preciso instante que no desearías que pasara nunca?.
Una vez que asumes esa responsabilidad, te das cuenta que gestionarse en el tiempo tiene más que ver con aprender a autogestionarse, saber qué es lo que quieres, tener claros tus objetivos y poner foco y energía en su consecución. Y con saber decir no a todo aquello que, inevitablemente, se te presenta en tu día a día y que te lleva a desviar tu atención de tu meta y avanzar por, quizás, caminos más cómodos y llanos, pero que no hacen otra cosa que acercarte a los objetivos de otros, pero no a los tuyos.
Te animo a que en los próximos días, hagas un kit-kat.
Coge papel y lápiz.
Busca ese lugar y ese momento en el que puedas estar contigo mismo.
Cierra los ojos.
Respira. Respira profundamente.
Observa y Escucha tu voz interior.
Visualiza tu propia visión personal. ¿Cómo te gustaría verte a final de este año?
Ha pasado sólo una cuarta parte de este 2.017. Estás a tiempo de volver a recuperar aquellos objetivos con los que
comenzaste con fuerza allá por el mes de Enero. O quizás sea el momento de redefinirlos. Sea lo que sea, escríbelos, vuelve a hacerlos presente. Y cada día, al levantarte, identifica qué pequeño paso puedes dar para acercarte un poquito más a ellos…y ¡dalo! Los grandes logros comienzan con pequeños pasos.
https://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.png00yellowshttps://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.pngyellows2017-04-09 14:23:202017-04-09 14:23:20GESTIONARSE MEJOR…ES POSIBLE
¿Qué puede un comercial aprender de “TU CARA NO ME SUENA…TODAVÍA”?
Hace varios años que no dedico más tiempo delante de la caja tonta que el de acompañar en el rato del desayuno o la cena a las peques de la casa en alguno de los canales en los que conviven Micky, la Patrulla Canina y Peppa Pig. Hace tiempo que decidí que soy yo el que voy en búsqueda de los contenidos que más me interesan, gracias a la accesibilidad y disponibilidad que nos facilita la enorme oferta digital multicanal que tenemos a través de Internet, en lugar de esperar a ver que “echan en la tele”. Me va bien así, gestiono mejor mi tiempo y mis objetivos.
Pero he de confesar que, desde hace algunos meses, las noches de los viernes las paso delante de la pantalla viendo como un conjunto de personas, principalmente anónimas, se caracterizan e imitan, en la mayoría de los casos con un exagerado parecido, a artistas tan diversos como Shakira, Jose Luis Perales o James Blunt.
Hay un patrón común que me llega de todas las actuaciones a través de la pantalla: la pasión y la ilusión que cada uno pone para alcanzar su sueño personal y profesional. Y es precisamente esta pasión e ilusión por alcanzar nuestros objetivos profesionales las que marcan la diferencia entre intentar alcanzarlos y conseguirlos.
Por mi propia experiencia, si hay alguna profesión donde estos dos valores cobran especial protagonismo es en el ámbito comercial. Y es que creo que todos los que desarrollamos nuestra actividad como comerciales, responsables de desarrollo de negocio, Key Account Managers o cualquier otro “titulejo” que le queramos dar a la función de ventas, sabemos de la importancia de ponerle pasión, energía e ilusión en aquello que tenemos y que ofrecemos al mercado, sea un producto, servicio o alguna cualidad que nos haga especial o diferente. En este sentido, soy de los que piensan que TODOS SOMOS COMERCIALES, en la medida que siempre estamos vendiendo nuestra imagen, nuestra personalidad, nuestras ideas o nuestras propuestas.
Pero hay más paralelismos entre ambos mundos (el televisivo y el comercial) que me invitan a continuar dedicando la noche de los viernes a seguir disfrutando y aprendiendo.
El aprendizaje a través de modelar a nuestros referentes: observa, estudia, analiza e integra aquellas prácticas, aquellas técnicas y aquellos hábitos que hacen destacar y triunfar al buen comercial en tu sector, en tu empresa o en tu entorno profesional, al igual que esas personas anónimas estudian y practican con meticulosidad las voces y los movimientos de los personajes a los que imitan. Actúa como si ya tuvieras desarrolladas esas capacidades.
La importancia de desarrollar una gran autoconfianza y trabajar tu diálogo interior: al igual que para ponerse delante de un escenario hay que estar seguro de sí mismo, para preparar una buena acción comercial tienes que estar convencido de tus capacidades, de tus argumentos y de tu producto o servicio, y para ello es fundamental cuidar tu diálogo interior, saber gestionar esa vocecilla interna que nos potencia o nos limita a afrontar nuestros retos. ¡Fuera miedos! ¡Atrévete! ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Recibir un NO? Un NO en una propuesta comercial no es un NO a ti como persona, sino a esa propuesta concreta, en ese momento concreto, en esas circunstancias concretas.
Por último, creo que la clave de una buena actuación no es sólo cantar, es emocionar. De igual manera, la clave de una buena acción comercial no es sólo vender, es emocionar a tu cliente. Nuestro cliente nos recordará no por el bien o el servicio adquirido sino por cómo se sienta con nuestro producto o servicio y sobre todo, a futuro, cómo le hayamos hecho sentir en nuestra relación. Ahí residirá la clave de nuestra capacidad de fidelizarlo, de hacerlo fan nuestro.
Que tu cliente nunca piense que “TU CARA NO LE SUENA”. Te invito a que pongas en marcha estas ideas para que le suene, y que le suene con buena música. ¡¡Buen día!!
https://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.png00yellowshttps://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.pngyellows2017-04-01 00:16:132017-04-01 00:16:13¿Qué puede un comercial aprender de “TU CARA NO ME SUENA…TODAVÍA”?
Cuando tienes niños en esas edades en las que empiezan a aprender a discernir de manera correcta entre la b y la v (como en bondad y voluntad), entre la c y la s (como en decidir y servir) o si tal o cual palabra se escribe con h o sin ella (como en humildad y esfuerzo), te das cuenta de la importancia de tu papel de liderazgo en su desarrollo y en su aprendizaje.
La primera vez que mi hija de 8 años me escuchó pronunciar la palabra liderazgo, no tuvo ninguna duda en escribirla de manera correcta. Otra cosa es lo que llegó a poder entender en ese momento de su significado. La forma de explicárselo lo dejo para las últimas líneas de este post.
Pero, y tú, ¿qué entiendes tú por liderazgo? Permíteme que comparta contigo mi visión. Para mí el Liderazgo se escribe con I. Si, con I. Con I de Impactar. Con I de Influir. Con I de Inspirar. El líder es aquel cuyas acciones impactan en su entorno, que provoca cambios y reacciones en su equipo, en sus colaboradores, que los impulsa (por cierto, también con I) a la acción. El líder es aquel que tiene capacidad de influencia en los demás, una influencia que bien canalizada, hace dirigir al equipo hacia una visión común y compartida. Y es aquel que es capaz de inspirar a su entorno para generar nuevos líderes. Haciendo un ejercicio de integración de todas estas definiciones me atrevo a decir que el líder es aquel que HACE QUE LAS COSAS PASEN.
Para todo ello, un líder debe de tener (y si no la tiene, desarrollarla) una gran Inteligencia emocional (por cierto, otra vez con I). Una inteligencia emocional que, a través de su propio autoconocimiento y su propia autogestión emocional, sea capaz de ponerse en los zapatos de los componentes de su equipo y sea capaz de desarrollar todo un conjunto de habilidades sociales y de relación que hagan llevar al equipo a un nivel de excelencia.
Quizás mi hija no entienda esta explicación de liderazgo. Creo que la mejor forma de explicárselo sea tratando de ejercer como tal: impactándole, influyéndole e inspirándole a sacar lo mejor de sí, reconociendo sus talentos y trabajando con dedicación en el desarrollo de estos.
Sin duda, ser padre se presenta como una excelente oportunidad para aprender a ser un verdadero líder.
https://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.png00yellowshttps://conzientemente.com/wp-content/uploads/2019/05/logo.pngyellows2017-03-25 01:29:572017-03-25 01:29:57Papá, papá…¿Liderazgo se escribe con I?
La fórmula del éxito comercial…(y de la vida)
La fórmula del éxito comercial…(y de la vida)
– Maestro, maestro…creo que es el momento de que compartas conmigo la fórmula del éxito comercial – reclamó de nuevo Aridai, cómo lo venía haciendo en los últimos días.
El maestro Navid, gran comerciante persa, así lo creía igualmente. Aridai había demostrado a lo largo de los últimos años su gran pasión y sus buenas dotes en el arte del comercio. Sus ventas de telas por todo el territorio habían ido creciendo poco a poco, y a pesar de la gran competencia existente en la zona, y la cada vez menos demanda por la situación de crisis provocada por la preocupante sequía que asolaba esa parte del imperio, Aridai se había ganado la confianza del maestro Navid, quien a sus 78 años, veía en el joven aprendiz el sucesor que podría mantener y seguir haciendo prosperar el gran negocio que su padre le había dejado hacía casi un lustro.
Navid agarró a Aridai del hombro y buscaron la pequeña sombra que aquel hermoso árbol de la seda arrojaba justo al lado del puesto de telas que hacía unas horas habían colocado en el mercado de la ciudad.
– Querido Aridai, llevas tiempo queriendo ser conocedor de la fórmula del éxito comercial. Es el momento de que la comparta contigo. Por favor, escucha y anota.
– El éxito comercial – siguió compartiendo Navid – se basa en tres virtudes que pueden aprenderse, a través del entrenamiento y el trabajo. La primera de ellas, es la Calidad. Y por calidad no sólo me refiero a la calidad del producto, que es un requisito imprescindible y que se presupone, sino sobre todo a la calidad de tu estrategia, de trabajar tu mensaje y de tu propuesta, a la calidad de tu comunicación, a la calidad en tu trato con el cliente y a la calidad del servicio que le prestas, en el primer contacto, durante la venta, y sobre todo, tras ella.
Aridai, anotaba con gran entusiasmo en su viejo y raído cuaderno.
– La segunda virtud, es la Cantidad. El arte de la venta es una cuestión de repetir, de reiterar y de iterar, de seguir ofreciendo, de proponer, de mostrar, de no desilusionarse con los “no”, de marcarse unos objetivos cuantitativos a largo, a medio y, sobre todo, a corto plazo, día a día. A mayor actividad comercial, y siempre alineada con la calidad de tu estrategia, mayores y mejores resultados. Es así de sencillo.
A Aridai le gustaba ver que todo lo que estaba escuchando era de fácil aplicación, casi de sentido común, y sobre todo, que dependía de él mismo.
– No podrás controlar tus resultados, querido Aridai – siguió Navid-, por lo que te sugiero que no te obsesiones con ellos. En lugar de pensar en los resultados, pon tu foco y tu energía en aquello que si está en tus manos y en tu área de influencia, en la Calidad con la que afrontas cada relación comercial y en la Cantidad de acciones comerciales que haces. Eso sólo depende de ti – concluyó Navid mientras observaba con atención y “escucha visual” a un cliente habitual que, como siempre a esa misma hora, se acercaba al puesto de telas.
– Muchas gracias apreciado maestro – agradeció Aridai -. ¿Crees que con estos conocimientos que me compartes podré llegar a ser el buen comerciante que tú eres?.
– Hay un último punto, y al mismo tiempo el más importante Aridai. La tercera virtud es la Actitud con la que afrontas la acción comercial, y tu vida. Para lograr un verdadero éxito comercial, y personal, debes de desarrollar una Actitud positiva, de servicio, de querer contribuir, de aportar y de hacer que las cosas pasen. Es saber escuchar realmente lo que tu cliente quiere y necesita, y sobre todo generar en él emociones satisfactorias. Las personas deciden la compra por cómo les haces sentir, y luego, buscan el argumento racional para avalar su decisión. Es esa Actitud la que marca la diferencia entre lo corriente y lo extraordinario. Y es esa Actitud la que necesita esta civilización y las que vendrán.
Y mientras terminaba de pronunciar estas palabras, con su bastón, escribió en el terreno arenoso sobre el que estaban:
V = (C x C)A
O lo que viene a ser:
Ventas = (Calidad x Cantidad)Actitud
¡Felices ventas!
El-hoy
GESTIONARSE MEJOR…ES POSIBLE
Hace unos días tuve la oportunidad de vivir de nuevo un fantástico rato de risas y aprendizajes (no hay mejor forma de aprender que a través de la diversión…¡miremos a nuestros peques!) con nuestros queridos amigos Práxedes y Víctor de Síndrome Clown. Su nueva entrega llegó “justo a tiempo” de esta temática que desde hace algún tiempo quería convertir en post. Y es que Justo a Tiempo (así es cómo se llama esta divertidísima y magistral conferencia) nos viene a recordar un conjunto de ideas y prácticas de sentido común, pero que quizás precisamente por eso, deja de ser común que las desarrollemos en nuestro día a día.
Y es que la temática elegida por nuestros amigos no puede ser más acertada en estos momentos de frenética actividad, en una época en la que el estrés y la ansiedad se han convertido en la epidemia del siglo XXI. En una época en la que más que SERES HUMANOS nos hemos convertido en HACEDORES HUMANOS.
Se habla mucho de la gestión del tiempo. A mí me gusta hablar más de MI GESTIÓN EN EL TIEMPO. Y es que prefiero adoptar el protagonismo de saber que soy yo el que me puedo gestionar, que puedo asumir esa responsabilidad, frente a tratar de gestionar algo que no depende de mí, inmaterial, y que inexorablemente tiene su propia autonomía y ritmo inquebrantable segundo a segundo. ¿Acaso podrás en algún momento extender ese intervalo que discurre entre segundo y segundo o detener ese preciso instante que no desearías que pasara nunca?.
Una vez que asumes esa responsabilidad, te das cuenta que gestionarse en el tiempo tiene más que ver con aprender a autogestionarse, saber qué es lo que quieres, tener claros tus objetivos y poner foco y energía en su consecución. Y con saber decir no a todo aquello que, inevitablemente, se te presenta en tu día a día y que te lleva a desviar tu atención de tu meta y avanzar por, quizás, caminos más cómodos y llanos, pero que no hacen otra cosa que acercarte a los objetivos de otros, pero no a los tuyos.
Te animo a que en los próximos días, hagas un kit-kat.
Coge papel y lápiz.
Busca ese lugar y ese momento en el que puedas estar contigo mismo.
Cierra los ojos.
Respira. Respira profundamente.
Observa y Escucha tu voz interior.
Visualiza tu propia visión personal. ¿Cómo te gustaría verte a final de este año?
Ha pasado sólo una cuarta parte de este 2.017. Estás a tiempo de volver a recuperar aquellos objetivos con los que
comenzaste con fuerza allá por el mes de Enero. O quizás sea el momento de redefinirlos. Sea lo que sea, escríbelos, vuelve a hacerlos presente. Y cada día, al levantarte, identifica qué pequeño paso puedes dar para acercarte un poquito más a ellos…y ¡dalo! Los grandes logros comienzan con pequeños pasos.
Estás “Justo a Tiempo” de conseguirlo. ¡Ánimo!
El-hoy
¿Qué puede un comercial aprender de “TU CARA NO ME SUENA…TODAVÍA”?
¿Qué puede un comercial aprender de “TU CARA NO ME SUENA…TODAVÍA”?
Hace varios años que no dedico más tiempo delante de la caja tonta que el de acompañar en el rato del desayuno o la cena a las peques de la casa en alguno de los canales en los que conviven Micky, la Patrulla Canina y Peppa Pig. Hace tiempo que decidí que soy yo el que voy en búsqueda de los contenidos que más me interesan, gracias a la accesibilidad y disponibilidad que nos facilita la enorme oferta digital multicanal que tenemos a través de Internet, en lugar de esperar a ver que “echan en la tele”. Me va bien así, gestiono mejor mi tiempo y mis objetivos.
Pero he de confesar que, desde hace algunos meses, las noches de los viernes las paso delante de la pantalla viendo como un conjunto de personas, principalmente anónimas, se caracterizan e imitan, en la mayoría de los casos con un exagerado parecido, a artistas tan diversos como Shakira, Jose Luis Perales o James Blunt.
Hay un patrón común que me llega de todas las actuaciones a través de la pantalla: la pasión y la ilusión que cada uno pone para alcanzar su sueño personal y profesional. Y es precisamente esta pasión e ilusión por alcanzar nuestros objetivos profesionales las que marcan la diferencia entre intentar alcanzarlos y conseguirlos.
Por mi propia experiencia, si hay alguna profesión donde estos dos valores cobran especial protagonismo es en el ámbito comercial. Y es que creo que todos los que desarrollamos nuestra actividad como comerciales, responsables de desarrollo de negocio, Key Account Managers o cualquier otro “titulejo” que le queramos dar a la función de ventas, sabemos de la importancia de ponerle pasión, energía e ilusión en aquello que tenemos y que ofrecemos al mercado, sea un producto, servicio o alguna cualidad que nos haga especial o diferente. En este sentido, soy de los que piensan que TODOS SOMOS COMERCIALES, en la medida que siempre estamos vendiendo nuestra imagen, nuestra personalidad, nuestras ideas o nuestras propuestas.
Pero hay más paralelismos entre ambos mundos (el televisivo y el comercial) que me invitan a continuar dedicando la noche de los viernes a seguir disfrutando y aprendiendo.
El aprendizaje a través de modelar a nuestros referentes: observa, estudia, analiza e integra aquellas prácticas, aquellas técnicas y aquellos hábitos que hacen destacar y triunfar al buen comercial en tu sector, en tu empresa o en tu entorno profesional, al igual que esas personas anónimas estudian y practican con meticulosidad las voces y los movimientos de los personajes a los que imitan. Actúa como si ya tuvieras desarrolladas esas capacidades.
La importancia de desarrollar una gran autoconfianza y trabajar tu diálogo interior: al igual que para ponerse delante de un escenario hay que estar seguro de sí mismo, para preparar una buena acción comercial tienes que estar convencido de tus capacidades, de tus argumentos y de tu producto o servicio, y para ello es fundamental cuidar tu diálogo interior, saber gestionar esa vocecilla interna que nos potencia o nos limita a afrontar nuestros retos. ¡Fuera miedos! ¡Atrévete! ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Recibir un NO? Un NO en una propuesta comercial no es un NO a ti como persona, sino a esa propuesta concreta, en ese momento concreto, en esas circunstancias concretas.
Por último, creo que la clave de una buena actuación no es sólo cantar, es emocionar. De igual manera, la clave de una buena acción comercial no es sólo vender, es emocionar a tu cliente. Nuestro cliente nos recordará no por el bien o el servicio adquirido sino por cómo se sienta con nuestro producto o servicio y sobre todo, a futuro, cómo le hayamos hecho sentir en nuestra relación. Ahí residirá la clave de nuestra capacidad de fidelizarlo, de hacerlo fan nuestro.
Que tu cliente nunca piense que “TU CARA NO LE SUENA”. Te invito a que pongas en marcha estas ideas para que le suene, y que le suene con buena música. ¡¡Buen día!!
El-hoy
Papá, papá…¿Liderazgo se escribe con I?
Papá, papá…¿Liderazgo se escribe con I?
Cuando tienes niños en esas edades en las que empiezan a aprender a discernir de manera correcta entre la b y la v (como en bondad y voluntad), entre la c y la s (como en decidir y servir) o si tal o cual palabra se escribe con h o sin ella (como en humildad y esfuerzo), te das cuenta de la importancia de tu papel de liderazgo en su desarrollo y en su aprendizaje.
La primera vez que mi hija de 8 años me escuchó pronunciar la palabra liderazgo, no tuvo ninguna duda en escribirla de manera correcta. Otra cosa es lo que llegó a poder entender en ese momento de su significado. La forma de explicárselo lo dejo para las últimas líneas de este post.
Pero, y tú, ¿qué entiendes tú por liderazgo? Permíteme que comparta contigo mi visión. Para mí el Liderazgo se escribe con I. Si, con I. Con I de Impactar. Con I de Influir. Con I de Inspirar. El líder es aquel cuyas acciones impactan en su entorno, que provoca cambios y reacciones en su equipo, en sus colaboradores, que los impulsa (por cierto, también con I) a la acción. El líder es aquel que tiene capacidad de influencia en los demás, una influencia que bien canalizada, hace dirigir al equipo hacia una visión común y compartida. Y es aquel que es capaz de inspirar a su entorno para generar nuevos líderes. Haciendo un ejercicio de integración de todas estas definiciones me atrevo a decir que el líder es aquel que HACE QUE LAS COSAS PASEN.
Para todo ello, un líder debe de tener (y si no la tiene, desarrollarla) una gran Inteligencia emocional (por cierto, otra vez con I). Una inteligencia emocional que, a través de su propio autoconocimiento y su propia autogestión emocional, sea capaz de ponerse en los zapatos de los componentes de su equipo y sea capaz de desarrollar todo un conjunto de habilidades sociales y de relación que hagan llevar al equipo a un nivel de excelencia.
Quizás mi hija no entienda esta explicación de liderazgo. Creo que la mejor forma de explicárselo sea tratando de ejercer como tal: impactándole, influyéndole e inspirándole a sacar lo mejor de sí, reconociendo sus talentos y trabajando con dedicación en el desarrollo de estos.
Sin duda, ser padre se presenta como una excelente oportunidad para aprender a ser un verdadero líder.
El-hoy